Los cometas son cuerpos celestes en el
espacio que orbitan alrededor del Sol. Estos
cuerpos helados a menudo liberan gas y polvo tras su paso. Además, a menudo se
les compara con bolas de nieve sucias. Los cometas contienen polvo,
hielo, dióxido de
carbono, amoniaco, metano y otros compuestos. Asimismo, los
astrónomos creen que se formaron en el sistema solar hace unos 4 600 millones
de años.
Algunos investigadores consideran que los cometas podrían
haber traído a la Tierra algunas de las
moléculas orgánicas y de agua que ahora forman la vida aquí. No obstante, todavía
se investiga esta hipótesis, por lo que los astrónomos están analizando el
núcleo y el entorno de los cometas.
Características de los cometas
Según la NASA, el núcleo de un cometa está formado
principalmente por hielo y
polvo recubierto con material orgánico oscuro. El hielo está
compuesto sobre todo por agua congelada, aunque también podría tener otras
sustancias como amoniaco, dióxido de carbono, monóxido de carbono y metano.
A medida que un cometa se acerca al Sol, el hielo en la
superficie del núcleo se transforma en gas, formando una nube conocida como
coma o cabellera. La radiación del Sol empuja a las partículas de polvo lejos
de la nube, formando una cola de polvo. Mientras, las partículas del Sol
convierten algunos de los gases en
iones, formando una cola de iones. Además, como las colas de los cometas
están formadas por luz y viento solar, siempre apuntan en dirección
opuesta al Sol.
El núcleo de los cometas mide 16 kilómetros o incluso
menos. Sin embargo, algunos cometas tienen comas que pueden alcanzar 1,6
millones de kilómetros de ancho. Además, algunos tienen colas con más de 160
millones de kilómetros de largo.
Se pueden ver los cometas a simple vista cuando pasan cerca
del Sol porque sus comas y colas reflejan la luz solar o incluso brillan debido
a la energía que absorben del Sol. Sin embargo, la mayoría de los cometas son
demasiado débiles o pequeños para observarlos sin un telescopio.
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